"Querido camino polvoriento... que en paz descanses
Allí los árboles mudos mueven delicadamente sus ramas y silenciosos crecen bajo el sol sin despertar y menos interrumpir las horas húmedas y secas.
Allí los hombres se aferran a la tierra igual o más que el cansancio a sus pies, allí sus rostros teñidos de un tono polvoriento, desafían la fuerza de voluntad y la necesidad.
Allí la tierra regala suspiros a quien se sumerge en su belleza; otorga títulos y grados a quien la trata con esmero.
Allí se cuentan historias ciertas sobre hombres y mujeres que existieron y existen de verdad.
Todos ustedes… los que pasan por el camino, miren y observen este imperio creado…
Somos tan pocos lo que hemos tenido la dicha de dar nuestros primeros pasos desafiando las piedras y el polvo del camino; somos tan pocos lo que nos hemos sonado los mocos bajo la mirada pulcra de un aire puro; somos pocos los que hemos llorado y gemido en noches de silencio mágico; somos pocos, los que hemos gritado y al escuchar el eco entre los cerros imaginamos y palpamos ese “yo” que por voluntad se escapa.
Dentro de este círculo bendecido, veo mi historia enlazada con la de tantos otros que más afortunados que yo, hasta ahora gozan de tan hermoso paraje. Porque si hay algo que me convierte en desdichada es haber abandonado ese lugar donde todo se pertenece. Sólo espero que la melancolía amerite la pena…
Apalta es un trozo de esta tierra, un rincón convertido hoy (por los empresarios de la zona) en un “valle” y aunque siempre lo fue hoy es más fácil oir y leer nuestro “Apalta” acompañado de una palabra que bajo mi mirada le da elegancia, glamour y un toque que nos hace sentir que ese rinconcito es la mejor muestra de la generosa y magna Pachamama:
“Valle de Apalta”, suena y se escribe bien.
Me hubiese gustado plasmar estas letras hace algunos años atrás, hoy no me es tan fácil… antes, había algo que nos fundaba y era parte de una identidad que espero sea fuerte para soportar la ausencia de...
No más polvo, no más piedras, no más barro. El popular asfalto llegó a nuestras calles para quedarse; aún sufro con esta idea, creo que soy casi la única que lo hace, casi la única que al caminar debe repetir una y otra vez “este es mi lugar” “este sigue siendo mi Apalta” esto es progreso” – todo para convencerme…- pero no puedo evitar pensar que bajo esa capa tan dura y resistente quedó enterrada una buena parte de lo que nos otorgó aquella “diferencia” necesaria a la hora de simplemente decir: **soy del campo**. Allí quedaron aplastadas las piedras que gastaron mis pies, mis rodillas, mi bicicleta… allí quedó buena parte de mi historia, y así como la mía la de muchos que ahora a diferencia de mi sonríen y se sienten más grandes cuando gozan sólo del recuerdo de aquel bendito movimiento a saltos de la micro, cuando, andan en bicicleta y pareciera que fuese eléctrica. Ahora los limpiapies durarán el doble, ahora los colores se verán más limpios, ahora ningún niño será reprendido por jugar con tierra, ahora los autos durarán más y sonarán menos, ahora el invierno no nos convertirá en isla.
Allí estamos!!! Parados en el mismo lugar de siempre, nuestras casas se ven aun más chicas y pobres, los conductores con mayor poder sobre el acelerador y los peatones con menos, mejor dicho, con excesivamente mucho menos seguridad, (un camino sólo para autos… o al peatón se le permite caminar por la calzada?? No verdad? lo debe hacer por la berma? Por una berma ínfima? por ahí donde toparte con otro te podría llevar a la muerte? La plata no alcanza para la vereda, hay que hacer rifas o vender completos… ya saben amigos, los proyectos gubernamentales no contemplan al peatón y menos su seguridad. ¿estaré equivocada?)
Bien… mi intención era dar cuenta de un lugar como pocos, pero soy humana, sensible y del viento, así que tal vez erré, la intención se desvió y terminé escribiendo en pos de lo que me tenía un poco ahogada. Terminé siendo víctima de un sesgo muy poco colectivo, en fin… me dejé llevar… quizá fui poseída por el alma de aquel camino enterrado. Bien dije antes que escribir… se me haría difícil. No soporté la ausencia. Esta vez.
De seguro habrá otra oportunidad para alcanzar el objetivo que hoy no logré. Así que tendré que releer estas letras para encontrar un nuevo título que le haga honor a mi desvarío.
Allí los hombres se aferran a la tierra igual o más que el cansancio a sus pies, allí sus rostros teñidos de un tono polvoriento, desafían la fuerza de voluntad y la necesidad.
Allí la tierra regala suspiros a quien se sumerge en su belleza; otorga títulos y grados a quien la trata con esmero.
Allí se cuentan historias ciertas sobre hombres y mujeres que existieron y existen de verdad.
Todos ustedes… los que pasan por el camino, miren y observen este imperio creado…
Somos tan pocos lo que hemos tenido la dicha de dar nuestros primeros pasos desafiando las piedras y el polvo del camino; somos tan pocos lo que nos hemos sonado los mocos bajo la mirada pulcra de un aire puro; somos pocos los que hemos llorado y gemido en noches de silencio mágico; somos pocos, los que hemos gritado y al escuchar el eco entre los cerros imaginamos y palpamos ese “yo” que por voluntad se escapa.
Dentro de este círculo bendecido, veo mi historia enlazada con la de tantos otros que más afortunados que yo, hasta ahora gozan de tan hermoso paraje. Porque si hay algo que me convierte en desdichada es haber abandonado ese lugar donde todo se pertenece. Sólo espero que la melancolía amerite la pena…
Apalta es un trozo de esta tierra, un rincón convertido hoy (por los empresarios de la zona) en un “valle” y aunque siempre lo fue hoy es más fácil oir y leer nuestro “Apalta” acompañado de una palabra que bajo mi mirada le da elegancia, glamour y un toque que nos hace sentir que ese rinconcito es la mejor muestra de la generosa y magna Pachamama:
“Valle de Apalta”, suena y se escribe bien.
Me hubiese gustado plasmar estas letras hace algunos años atrás, hoy no me es tan fácil… antes, había algo que nos fundaba y era parte de una identidad que espero sea fuerte para soportar la ausencia de...
No más polvo, no más piedras, no más barro. El popular asfalto llegó a nuestras calles para quedarse; aún sufro con esta idea, creo que soy casi la única que lo hace, casi la única que al caminar debe repetir una y otra vez “este es mi lugar” “este sigue siendo mi Apalta” esto es progreso” – todo para convencerme…- pero no puedo evitar pensar que bajo esa capa tan dura y resistente quedó enterrada una buena parte de lo que nos otorgó aquella “diferencia” necesaria a la hora de simplemente decir: **soy del campo**. Allí quedaron aplastadas las piedras que gastaron mis pies, mis rodillas, mi bicicleta… allí quedó buena parte de mi historia, y así como la mía la de muchos que ahora a diferencia de mi sonríen y se sienten más grandes cuando gozan sólo del recuerdo de aquel bendito movimiento a saltos de la micro, cuando, andan en bicicleta y pareciera que fuese eléctrica. Ahora los limpiapies durarán el doble, ahora los colores se verán más limpios, ahora ningún niño será reprendido por jugar con tierra, ahora los autos durarán más y sonarán menos, ahora el invierno no nos convertirá en isla.
Allí estamos!!! Parados en el mismo lugar de siempre, nuestras casas se ven aun más chicas y pobres, los conductores con mayor poder sobre el acelerador y los peatones con menos, mejor dicho, con excesivamente mucho menos seguridad, (un camino sólo para autos… o al peatón se le permite caminar por la calzada?? No verdad? lo debe hacer por la berma? Por una berma ínfima? por ahí donde toparte con otro te podría llevar a la muerte? La plata no alcanza para la vereda, hay que hacer rifas o vender completos… ya saben amigos, los proyectos gubernamentales no contemplan al peatón y menos su seguridad. ¿estaré equivocada?)
Bien… mi intención era dar cuenta de un lugar como pocos, pero soy humana, sensible y del viento, así que tal vez erré, la intención se desvió y terminé escribiendo en pos de lo que me tenía un poco ahogada. Terminé siendo víctima de un sesgo muy poco colectivo, en fin… me dejé llevar… quizá fui poseída por el alma de aquel camino enterrado. Bien dije antes que escribir… se me haría difícil. No soporté la ausencia. Esta vez.
De seguro habrá otra oportunidad para alcanzar el objetivo que hoy no logré. Así que tendré que releer estas letras para encontrar un nuevo título que le haga honor a mi desvarío.
4 comentarios:
Ullo!!!!
puchis, tanto tiempo sin saber nadingas nadingas de ti... de verdad se te extraña!!!
menos mal q existen estas cosas pa mantenernos en contacto!!
reconozco no haber leido nada aún, fueron más fuertes las ansias de3 postear, pero ahora si me aplico y me pongo matea, ya?
miles de besos!! cuidate mucho mucho!!!
Claudio has sent you a link to a weblog:
Hola Carolina, no puediste poner mas para leer es muy poquito jajaja, tu foto
esta muy linda , esa sonrisita esta preciosa. Cuidate mucho, un besote.
MUJER DEL VIENTO NO SE QUE PUEDO DECIRTE, LO UNICO QUE SE ES QUE TIENES.......................ES ALGO MUY GRANDE QUE NO LO PUEDO DEFINIR COMO TU YA SABES SOY UN HOMBRE DE POCAS PALABRAS.
MARIO
La verdad es que cada día sorprendes, se que eres un ser oculto que muy pocas o quizas ninguna persona te ha descubierto, eres un gran ser con dones que has sabido dominar... La verdad que yo soy una persona que quiere que ese Valle volviera hacer como antes... debajo de ese asfalto estaba mi felicidad y la de muchos más... pero bueno el tiempo mata y cubre todo y esta vez no ha sido la excepción...
Tu niño Ingrato
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