12.6.07



Allí estoy... bajo un árbol enorme, en un atardecer de colores desvanecidos por la sombra de las ramas.

Ahí estoy... ¿acaso no me ves?

He intentado ponerme de pie, pero la tierra húmeda me capta como uno de sus frutos, que sin duda alguno de estos día dejará caer.

Alejada de todo y de todos, me sostengo en el tronco macizo, - ý qué sería de mi sin él -.

Ya no hay fuerzas ni ganas, y si quedaran serían para tumbarme una vez más bajo el mismo árbol.

Bendito ser... tú que me compartes, también, lo que ya no te sirve. Así lo quiero... quiero recoger la basura y con mis manos asegurarme de que quede bien enterrada. Y cantar victoria por cada vez que te siento imperfecto. Eso me gusta, eso me disculpa.

Y qué hago ahí?... ah!!! es un secreto que no compartiré ni con el màs fiel de mis amigos, porque el secreto es lo mejor que tengo y he ahí lo que me duele, y he ahí lo que me hace feliz.

2 comentarios:

Luli dijo...

De pronto mientras lo miraba comencé a sentir una gran tristeza, como si algo, como si el miedo tomara asiento entre mi pecho. Y la Luna se vió desplazada por unas inmensas nubes negras, inesperadas, que comenzaron a llorar. Regaron todo de lágrimas dulces de la felicidad…desapareció el miedo que había ocupado asiento en mi pecho. Mientras la Luna se hizo un hueco y iluminó al árbol.

Te abrazo, es fascinante tu escrito

Anónimo dijo...

los àrboles cobijan sin discriminar y reciben los rasguños de letras encrustadas en sus troncos como huella fiel de quien fue feliz.

un beso y animito!!!
Blanca.

 
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