qué mas quieres...? -me dijo-. Y me hundí en mi misma. Bajó del auto y me fui con la pregunta anudada en la garganta.

Ese "qué mas quieres", fue como un "mal agradecida", "no te basta?", "tienes poco acaso?". Intentè distraerme con el paisaje... hasta que detuve el motor, necesitaba un cigarrillo en calma. Y en solitario te dije: tú, que no sabes lo que tengo, ni lo que he perdido. Tú que me ves desde lejos, que no sabes lo que siento ni lo que escribo, que no tienes idea de mis deseos ni de mis penas. No sabes de lo que espero ni de lo que he descubierto. Tú, mantente en silencio, al menos mientras me tengas lejos. Desde donde estás no alcanzas a verme y menos a conocerme. No me juzgues, ni me mires si sólo quieres ver mi rostro.

De hoy en adelante no digas, porque decir es pensar y pensar es creer. Y si lo haces, hazlo desde tu asiento, recuerda tu ignorancia, todo aquello que existe, pero que no ves.

Deja ya, de subestimar mis heridas, si ni siquiera sabes dónde están, ni qué las causaron. Quita ese tono de supremacía, no te queda ni se escucha bien. Ey!! quiero estar a tu lado, no más bajo ni mas alto.

fue todo... no quise seguir juzgando... llegué bien.