8.2.08

Este escrito. comienza a tientas, continuará sin rumbo y terminará sin aliento.
Hoy es el día 48 desde aquel que le oí por última vez, y desde entonces no he parado de imaginarle, ni de soñarle... hasta rituales de telepatía he intentado, pero todo ha sido en vano... se fue o nos fuimos no sé dónde ni porqué.
La historia que soñé, quizá me la conté más de una vez y de tanto repetirla se rayó... la historia que soñé se extinguió y justo en estos días en que el cielo ha estado más hermoso que nunca, justo en estas noches en que la luna se ha sonrojado con más frecuencia.
Creo que hay algo que añadir antes de este final horrendo: la vida es más sabia que el amor... pero el amor es todo y mientras lo crea, me quedará corazón para guardarte hasta el último de tus y mis días.
Ahora que escribo mantengo la calma perdida; cuando ya no hay más, comienzo a cerrar los ojos, a oprimir los puños y la ansiedad de tu abrazo me hace llorar - pero aún en calma -; la resignación ha sido mi buen samaritano y misericordiosa le miro desde el suelo... pero llevo días y no he logrado levantarme.
Y como soy humana y tengo un Dios, al mismo tiempo de creer que llegó mi fin, no me canso de pregunrarte Señor: ¿es este el verdadero final? : dualidades y contradicciones ridículas propias de una mujer en pena.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay cosas que no cambian, tu voz, tus letras, tu ingenua forma de ver el mundo...supongo que es la ingenuidad lo que define la existencia de muchos. Una vez más me sentí tentado a contemplar tu espacio. Tanto tiempo sin oir tu voz me hizo pensar en lo peor...tener que buscar ironías y estrambóticas contradicciones en otro lugar. Pero apareciste y con ello también el amargo recuerdo del téquila entre mis dientes. Sabes? La culpa suele esconderse tras un puñado de excusas infantiles que jamás permiten pedir perdón.

 
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